La corrupción Argentina: Zefico SA: la caja negra del círculo íntimo de Milei
Un nuevo escándalo golpea el corazón del oficialismo y pone bajo la lupa a uno de los hombres más poderosos del entorno presidencialde Milei: Santiago Caputo. La polémica gira en torno a Zefico SA, una empresa casi fantasma que tiene como único empleado al propio Caputo y que, en los últimos meses, recibió transferencias por un total de 800 mil dólares de dudoso origen.

Una estructura mínima con movimientos millonarios
Zefico SA fue constituida con un esquema mínimo: sin oficinas operativas visibles, sin actividad comercial declarada y con apenas un empleado registrado. Ese empleado es nada menos que Santiago Caputo, estratega político, consejero presidencial y figura de máxima influencia en la toma de decisiones del Gobierno.
El titular formal de la compañía es Pablo Acosta, un hombre cercano al círculo familiar de Caputo. Sin embargo, la reciente aparición de transferencias millonarias encendió todas las alarmas: los fondos fueron ingresados en dos pagos de 400 mil dólares cada uno, en operaciones que no encajan con la actividad aparente de la sociedad.
Donaciones, el argumento oficial
Según versiones cercanas a los involucrados, el dinero fue justificado como “donaciones” provenientes de allegados a Acosta. El argumento, sin embargo, resulta insuficiente: no se presentaron pruebas fehacientes del origen de los fondos, y las cifras superan ampliamente el promedio de operaciones de este tipo.
Especialistas en finanzas sostienen que la triangulación mediante sociedades de bajo movimiento comercial es una práctica habitual en esquemas de lavado o encubrimiento patrimonial, algo que en este caso adquiere mayor gravedad por el rol político del beneficiario indirecto.
Un hombre clave sin control patrimonial
El cargo de Caputo no lo obliga a presentar declaración jurada de bienes, ya que figura como contratado y no como funcionario público de planta. Esta condición, aunque legal, le permite manejar recursos y tomar decisiones de alto impacto sin rendir cuentas sobre su patrimonio o sus ingresos.
En los hechos, Caputo actúa como un “ministro sin cartera”, con acceso directo al Presidente y capacidad de influir en áreas estratégicas del Gobierno. La combinación de poder político y opacidad financiera crea un terreno fértil para los conflictos de interés.
La sombra sobre el “círculo rojo”
Dentro de la Casa Rosada, se conoce como “círculo rojo” al núcleo reducido que rodea a Javier Milei y define las principales decisiones de gestión. La presencia de un escándalo financiero en ese grupo no solo erosiona la imagen de transparencia prometida en campaña, sino que también abre interrogantes sobre la verdadera independencia del poder político frente a intereses privados.
Si las autoridades deciden avanzar con una investigación formal, el caso podría derivar en citaciones judiciales, pedidos de informes y, eventualmente, en una causa por enriquecimiento ilícito o lavado de activos.
Un test político para el oficialismo
El Gobierno enfrenta ahora un dilema: respaldar a uno de sus hombres más influyentes o dar señales concretas de que no habrá tolerancia frente a maniobras sospechosas. Lo que está en juego no es solo la reputación de Caputo, sino la credibilidad del discurso oficial contra la corrupción.
De momento, el silencio es la estrategia elegida. Pero en la política argentina, el silencio rara vez garantiza que un escándalo desaparezca. Y menos aún cuando el dinero, el poder y la falta de transparencia se cruzan en el mismo expediente.