Abuso de las marcas en Argentina. La falsa excusa de los impuestos en la ropa de nieve.
En Argentina, el consumidor promedio está acostumbrado a pagar precios desorbitantes por productos importados, especialmente cuando se trata de grandes marcas internacionales. Aunque muchas veces se culpa al régimen impositivo, a los costos logísticos o a la inflación, lo cierto es que hay un fenómeno más preocupante y estructural: el abuso deliberado de precios por parte de estas empresas, que aprovechan el contexto argentino para aplicar márgenes de ganancia excesivos.
Un ejemplo concreto: camperas de nieve, de la marca Quicksilver en Argentina, España y Estados Unidos.
Web Quicksilver de Estados Unidos: Valor unidos de una campera para nieve: 215.99 U$s

Web Quicksilver de España: Valor de una campera para nieve: 182.00 Euros

Web Quicksilver de Argentina: Valor de una campera para nieve: 1.099.999,00 Pesos Arg (956 dólares)

También, recientemente, se viralizó un caso que expone de manera clara esta problemática. Una campera de nieve de marca internacional (por ejemplo, The North Face, Columbia, o similares) se vende en Argentina a un precio hasta cuatro veces mayor que en Europa o Estados Unidos, incluso después de aplicar el tipo de cambio oficial, los impuestos de importación y el IVA local.
Un vendedor argentino, con buena intención, detalló públicamente todos los impuestos aplicables: aranceles aduaneros, percepción de IVA, ganancias, tasa estadística y otros cargos. Sin embargo, incluso con todos esos tributos justificados, el precio final al consumidor argentino sigue estando muy por encima del valor internacional equivalente.
El desglose no justifica el precio final
Supongamos que una campera se vende en Europa a €200. Convertida a pesos argentinos al tipo de cambio oficial más impuestos (pongamos un 100% en total, siendo generosos), debería rondar los ARS 400.000. Sin embargo, en tiendas oficiales de Argentina, esa misma campera se ofrece por ARS 900.000 o incluso más.
Esto demuestra que, más allá de los tributos, hay un sobreprecio intencional aplicado por las marcas o sus representantes locales, quienes aprovechan la falta de competencia real y la fragmentación del mercado argentino.
¿Por qué ocurre esto?
- Mercado cautivo: Los consumidores argentinos tienen opciones limitadas para acceder a productos importados legalmente. Las trabas a la importación impiden que haya una competencia directa.
- Prestigio de marca: Algunas empresas venden “estatus” más que un producto. En mercados como el argentino, donde lo aspiracional tiene un peso cultural fuerte, estas marcas aprovechan ese factor para inflar precios.
- Falta de regulación efectiva: En Europa o EE.UU., un sobreprecio de este tipo generaría investigaciones por prácticas abusivas. En Argentina, ese tipo de control es casi inexistente.
- Distribuidores locales con márgenes desmedidos: Muchas veces no son las casas matrices las responsables directas, sino los importadores o representantes locales que inflan los precios para maximizar ganancias.
El consumidor termina siendo rehén
Esta distorsión de precios no solo afecta a quienes quieren comprarse una campera para ir a la nieve. También perjudica a toda la cadena comercial y a la industria local, que no puede competir con marcas que, incluso siendo importadas, tienen margen para ganar fortunas.
El resultado: productos fuera del alcance del consumidor promedio, mercado informal en crecimiento, y una sensación generalizada de estafa legalizada.
¿Qué se puede hacer?
- Fomentar el consumo responsable e informado, comparando precios internacionales.
- Apoyar a emprendedores y marcas nacionales que ofrecen calidad a precios más justos.
- Exigir mayor transparencia en los precios y regulación sobre márgenes de comercialización.