La IA no tiene espíritu navideño: estalla la crisis por el polémico anuncio de McDonald’s

La reacción mundial contra el reciente anuncio navideño 2025 de McDonald’s, íntegramente generado con herramientas de inteligencia artificial, expone un fenómeno social que ya se venía gestando: una resistencia cada vez más evidente del público frente a contenidos audiovisuales producidos por IA. El debate no se centra únicamente en la tecnología utilizada, sino en la percepción de deshumanización, desconexión emocional y oportunismo corporativo que muchos consumidores atribuyen a este tipo de piezas.

El caso McDonald’s se convirtió en un ejemplo paradigmático. La compañía lanzó un video navideño producido mediante IA generativa, respaldado por un estudio creativo que aseguró haber trabajado durante semanas redactando prompts, ajustando escenas y “dando forma” al producto final, insistiendo en que “la IA no hizo la película, la hicimos nosotros”. La explicación, lejos de calmar las aguas, terminó encendiendo aún más la conversación global. A las pocas horas, la pieza fue repudiada masivamente en redes sociales y plataformas de opinión, obligando a la empresa a retirar el contenido.

El rechazo tuvo múltiples capas. Por un lado, miles de usuarios cuestionaron la decisión de una marca multinacional de recurrir a IA en una campaña navideña, una fecha históricamente asociada a emociones humanas, vínculos familiares y narrativas cálidas. Para muchos consumidores, reemplazar actores, equipos de filmación y creativos humanos por algoritmos en un mensaje de fin de año resultó una señal de fría desconexión con las sensibilidades sociales actuales.

Por otro lado, el contenido del anuncio agravó la situación. El comercial mostraba a una persona pasando la Navidad sola en un McDonald’s, un concepto que muchos calificaron de desalentador, depresivo y contrario al espíritu navideño. Los comentarios que se viralizaron fueron contundentes: “Nadie quiere vibras negativas en Navidad”, “Es una mala idea de comercial, independientemente de la IA”, “No hay nada más triste que comer solo en McDonald’s en Navidad”, escribieron usuarios en redes. Otros cuestionaron que la marca, acusada hace años de haber perdido contacto con sus consumidores, reafirmara esa percepción mediante una historia que parecía más distópica que festiva.

El episodio también refleja un punto más profundo: la sociedad global todavía no acepta con naturalidad que la creatividad emocional sea reemplazada por automatización. Incluso usuarios favorables a la IA admitieron que, si bien la tecnología puede resultar útil como apoyo productivo, hay territorios —como la comunicación emocional o las celebraciones culturales— donde el público espera autenticidad, humanidad y sensibilidad. Lo que para las empresas puede representar eficiencia y reducción de costos, para los espectadores puede convertirse en un símbolo de precarización cultural y abandono del trabajo creativo.

La controversia reabre un interrogante clave para las marcas de cara a 2026: ¿hasta dónde puede avanzar la IA generativa en publicidad sin erosionar la conexión emocional con el público? Por ahora, el caso McDonald’s sugiere que la audiencia no está dispuesta a aceptar sin cuestionamientos la automatización completa de los relatos que acompañan fechas de alto valor simbólico. La tecnología avanza, pero el criterio y la sensibilidad humana continúan siendo, al menos por ahora, insustituibles.

Secured By miniOrange