Atención: Estafas corporativas 4.0: cuando el fraude se disfraza de oportunidad laboral. Robo de datos a través de falso Google Calendar

Los fraudes digitales ya no llegan en correos mal escritos ni con promesas burdas de dinero fácil. Hoy operan con una lógica empresarial, estética profesional y un conocimiento profundo de los circuitos laborales y comerciales. El caso ocurrido recientemente a un profesional argentino expone con crudeza esta nueva generación de estafas.
El contacto comenzó de forma verosímil: una supuesta empresaria estadounidense se presentó como representante de una compañía interesada en comercializar quesos en Argentina. El mensaje incluía un brief en PDF, detalles de inversión, objetivos comerciales y requerimientos concretos. Todo parecía consistente.
La verificación inicial reforzó la credibilidad. El perfil de la remitente en LinkedIn parecía auténtico, con historial laboral y conexiones reales. La página web de la empresa también estaba activa y bien diseñada. El siguiente paso fue agendar una reunión virtual. Sin embargo, el encuentro fue cancelado a último momento con una excusa habitual en entornos corporativos: problemas de agenda.
La alternativa ofrecida fue que la víctima reagendara por su cuenta a través de un enlace de Calendly. Fue allí donde apareció el verdadero objetivo del engaño.
Al seleccionar un horario, el sistema solicitó iniciar sesión con Google. La ventana emergente simulaba un login legítimo, pero presentaba inconsistencias técnicas claras: una interfaz que imitaba a Windows en un dispositivo Mac, una carga anormalmente rápida y, sobre todo, la ausencia de autocompletado del gestor de contraseñas. Esa combinación encendió la alerta definitiva.
El intento no buscaba una transferencia de dinero inmediata, sino algo más valioso: credenciales de acceso, identidad digital y control de cuentas. Una vez obtenidas, estas pueden derivar en robos financieros, suplantación de identidad, estafas a terceros o extorsión.
Un modelo de estafa adaptado al contexto social
Este tipo de fraude no es casual. Se apoya en dos factores clave del presente: la hiperprofesionalización del engaño y la vulnerabilidad económica. Los estafadores saben que muchas personas buscan oportunidades laborales o comerciales con urgencia, especialmente en contextos de inestabilidad. La presión reduce la capacidad de detectar señales de alerta.
A diferencia de las estafas tradicionales, estos esquemas demandan tiempo, preparación y recursos. Se crean perfiles falsos creíbles, sitios web funcionales, documentación profesional y narrativas coherentes. El objetivo es bajar la guardia de la víctima paso a paso.
Una amenaza en expansión
Especialistas en ciberseguridad advierten que este tipo de estafas “B2B fake” está creciendo a nivel global. Ya no se trata solo de engañar a consumidores, sino de infiltrarse en redes profesionales, freelancers, emprendedores y consultores independientes.
El caso expone también una verdad incómoda: cualquiera puede caer. No es una cuestión de ingenuidad, sino de contexto. Incluso personas con experiencia y herramientas de seguridad —como gestores de contraseñas— pueden estar a un clic de un problema grave.
Prevención y alerta
La recomendación central es clara: desconfiar incluso de lo que parece profesional, verificar enlaces, evitar logins desde URLs externas y utilizar siempre gestores de contraseñas y autenticación en dos pasos. En el ecosistema digital actual, la desconfianza informada dejó de ser paranoia para convertirse en una forma de autoprotección.
Porque hoy, más que nunca, las estafas no se presentan como amenazas, sino como oportunidades.
