Alerta por nueva modalidad de estafa digital: utilizan fotos de niños enfermos para obtener donaciones falsas

estafa whatssapp

Desde hace varias semanas circula en redes sociales una modalidad de fraude que combina ingeniería social, manipulación emocional y difusión masiva por canales digitales. La operatoria, que ya se detecta en Instagram mediante anuncios pagos, en LinkedIn con publicaciones de perfil profesional y a través de cadenas de WhatsApp, apunta a obtener transferencias económicas bajo el pretexto de ayudar a supuestos niños gravemente enfermos.

El esquema presenta una narrativa estándar: se exhiben fotografías de menores con diagnósticos alarmantes, se detalla una supuesta urgencia médica y se incluye una justificación para explicar por qué la situación no habría llegado a medios tradicionales. El objetivo es conseguir transferencias a un alias o cuenta de destino que no guarda relación con la supuesta familia necesitada ni con ninguna organización médica o fundación reconocida.

Investigaciones preliminares de especialistas en ciberseguridad advierten que la estrategia combina dos elementos clave: aprovechamiento de la empatía de los usuarios y generación de presión temporal (“tiene que ser hoy”, “esta tarde operan al niño”, “si no llega el dinero se pierde la oportunidad”). Esta urgencia fabricada busca reducir la capacidad de análisis crítico del usuario y acelerar la transferencia sin verificación.

Un elemento que agrava la situación es el uso de WhatsApp. En numerosos casos, el mensaje proviene de contactos ya conocidos por la víctima. Esto puede deberse tanto a cuentas hackeadas como a la simple replicación automática del contenido sin chequear su veracidad. De este modo, el fraude se legitima por el canal de distribución, aumentando su efectividad.

Organizaciones que trabajan en temas de ciberdelito recomiendan una serie de verificaciones básicas antes de realizar cualquier donación: confirmar que la cuenta pertenece efectivamente a la persona o institución involucrada; corroborar la existencia de la organización en registros públicos; y buscar información cruzada en fuentes periodísticas o institucionales. También se sugiere desconfiar de alias que son a nombre de particulares que no coinciden con la identidad de la persona que supuestamente necesita la ayuda.

El fenómeno expone una problemática más amplia: la sensibilidad social frente a casos médicos graves es utilizada como recurso para operaciones fraudulentas. La difusión de estos fraudes impacta negativamente en campañas legítimas que sí requieren asistencia y visibilidad.

La recomendación final de los expertos es simple pero contundente: antes de enviar una donación basada en una imagen compartida o un mensaje reenviado, verificar la información con múltiples fuentes y, en caso de duda, no transferir dinero. La educación digital y la prudencia son, por ahora, la principal barrera frente a esta modalidad de estafa que prolifera sin escrúpulos en redes sociales y mensajería instantánea.

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