De Tinder a la ruina económica: la historia de Gonzalo y la estafa cripto que arrasa en España: Alejate de exchangeatomy.com

El fenómeno no es nuevo, pero cada semana suma víctimas. Una persona sola, vulnerable, con un sueño por cumplir, se cruza con alguien que aparenta interés y confianza. Lo que parece el inicio de una relación termina en una pesadilla financiera.

Ese es el caso de Gonzalo Di Franco, un español que denunció haber perdido los ahorros de toda su vida —unos 11.000 dólares— tras caer en una sofisticada estafa con criptomonedas iniciada en una cita por Tinder.

El inicio: confianza construida con precisión

Según el relato de Gonzalo, todo comenzó cuando conoció en la aplicación de citas a una mujer que se presentó como “Ashley”, supuestamente residente en Londres, con número británico (+44 7352 038166). El vínculo se consolidó rápidamente: conversaciones diarias en inglés, videollamadas esporádicas y fotografías que reforzaban la veracidad de la supuesta identidad.

La joven lo introdujo en un sitio de trading llamado exchangeatomy.com, donde las primeras operaciones parecían exitosas. Con una inversión inicial de 150 dólares, Gonzalo logró pequeñas ganancias y hasta pudo retirar montos menores. La plataforma estaba diseñada para generar confianza.

El salto al vacío: depósitos crecientes y condiciones imposibles

A medida que avanzaban las charlas, la estafadora lo convenció de que debía aumentar sus depósitos para acceder a mayores beneficios. Gonzalo llegó a invertir más de 7.000 dólares adicionales, con la promesa de un retorno del 30%.

Cuando intentó retirar sus fondos, comenzaron las exigencias:

  • Presentar documentación personal.
  • Pagar supuestas “claves de verificación” por más de 1.500 dólares.
  • Cubrir un “21% de impuestos” con un nuevo depósito de más de 2.000 dólares.
  • Finalmente, abonar otros 500 dólares debido a un supuesto error detectado por “el Departamento de Hacienda”.

Cada pago parecía acercarlo a la liberación de su dinero. Cada vez, el soporte de la página inventaba un nuevo obstáculo.

El resultado: la vida arruinada

El 10 de septiembre de 2025, Gonzalo comprendió la magnitud de la estafa. Sus ahorros —que planeaba usar para comprar la moto de sus sueños— habían desaparecido. Peor aún, debió recurrir a préstamos con tasas altísimas, lo que lo dejó en una situación financiera y emocional crítica.

“Me arruinaron la vida, mi sacrificio, mi todo”, confesó en su testimonio. “No quiero vivir, no tengo a nadie. Solo espero que otros no pasen por lo mismo”.

Un patrón global: el “pig butchering scam”

El caso de Gonzalo encaja en una modalidad conocida internacionalmente como “pig butchering scam” (“estafa de engorde de cerdo”). Su lógica es siempre la misma:

  1. Captar a la víctima a través de apps de citas o redes sociales.
  2. Construir confianza con conversaciones constantes, fotos y llamadas.
  3. Introducir una plataforma falsa de inversiones, que permite pequeños retiros para ganar credibilidad.
  4. Exigir depósitos cada vez mayores, bajo excusas de impuestos, validaciones o tasas.
  5. Bloquear el acceso a los fondos y desaparecer.

Interpol y organismos financieros de varios países han alertado sobre el crecimiento de este tipo de estafas, que combinan manipulación emocional con ingeniería digital.

Una falla sistémica: la ausencia de regulación

En España y gran parte de Europa, la falta de regulación clara sobre plataformas cripto abre la puerta a este tipo de engaños. Los sitios fraudulentos operan desde jurisdicciones opacas y son casi imposibles de rastrear.

Al mismo tiempo, la vulnerabilidad económica local —personas que buscan rentabilidades rápidas para escapar de la inflación— convierte a la región en terreno fértil para estas redes criminales.

Conclusión: educación y alerta permanente

El caso de Gonzalo es un recordatorio brutal de los riesgos de confiar en desconocidos que prometen oportunidades financieras fáciles. La lección es clara:

  • Nunca invertir por recomendación de alguien conocido en una app de citas.
  • Verificar que la plataforma esté registrada y auditada en organismos oficiales.
  • Desconfiar de cualquier solicitud de dinero extra para “liberar” fondos.

“Yo ya perdí todo”, dice Gonzalo. “Pero si al menos mi historia evita que otra persona caiga, algo bueno puede salir de esta tragedia”.

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