TopComputing.AI: La nueva estafa Ponzi que dejó miles de víctimas en el interior del país

En la mañana de hoy, miles de usuarios descubrieron que habían sido parte de una estafa Ponzi piramidal detrás de la “empresa” TopComputing.AI, que prometía inversiones de alto rendimiento basadas en supuestos equipos de Inteligencia Artificial. Los rastros digitales de la compañía se esfumaron casi simultáneamente: los administradores abandonaron los grupos de WhatsApp, los retiros de dinero quedaron bloqueados y la página web junto con la aplicación fueron dadas de baja hace apenas unas horas.
El esquema funcionaba bajo una narrativa moderna: invertir en “equipos de IA” que supuestamente generaban ingresos constantes realizando tareas para redes sociales y diversas empresas tecnológicas. A quienes invertían se les ofrecía ganancias de por vida y, como refuerzo del modelo piramidal, beneficios extra si invitaban a nuevas personas. Los rangos internos iban desde “principiante” hasta “ingeniero jefe” y simulaban un crecimiento escalonado diseñado para atraer y retener inversores.
La estafa utilizaba exclusivamente la criptomoneda USDT para canalizar depósitos y pagos. Durante los últimos meses la plataforma implementó promociones temporales que incentivaban a ingresar más fondos, y ayer ofreció la promoción más agresiva: duplicar automáticamente todo lo que el usuario depositara. Ese paso fue clave para el “exit scam”, ya que una gran masa monetaria ingresó justo antes de que el sistema desapareciera.
Los principales grupos de víctimas se ubican en la provincia de Córdoba y en el interior de Buenos Aires, aunque se registran damnificados en varias otras regiones. Los testimonios son devastadores: un chofer de Uber vendió su auto para invertir, otro usuario se endeudó con un préstamo, una mujer destinó todos sus ahorros y hay casos que superan los 8.000 dólares en pérdidas individuales.
La supuesta empresa afirmaba estar registrada en Estados Unidos, pero los administradores operaban con números telefónicos con característica de Chile. Los nombres que se repetían como “rostros visibles” eran John Wilson y Lucas Allen, quienes aparecían con videos y audios en los grupos de WhatsApp asegurando legalidad, estabilidad y transparencia. Esta mañana se desconectaron y no volvieron a responder.
El engaño estuvo cuidadosamente empaquetado: una app con interfaz atractiva, gráficos que simulaban funcionamiento, reportes de ganancia automática y un “white paper” –llamado ridículamente “El libro blanco”– que intentaba dar apariencia técnica y legal. El discurso era siempre el mismo: seguridad, rentabilidad y respaldo tecnológico. Pero el modelo no era más que una actualización digital de la estafa piramidal tradicional.
Lo más preocupante no es solo la magnitud de las pérdidas, sino la repetición de patrones conocidos. Desde hace meses circulaban señales típicas de Ponzi: excusas para frenar retiros, supuestos retrasos técnicos, promesas cada vez más exageradas. Y sin embargo, mucha gente siguió cayendo. El sistema operaba desde antes de junio y no enfrentó advertencias públicas significativas.
Hoy, con los grupos de WhatsApp convertidos en salas de lamento, la comunidad de víctimas intenta entender qué ocurrió. Aparecen historias humanas que dejan en evidencia la fragilidad financiera y emocional sobre la que este tipo de estafas se sostiene. La “ponzidemia” continúa, y su motor sigue siendo la ilusión de obtener ganancias rápidas frente a un mercado donde la desesperación financiera es caldo de cultivo.
Lo ocurrido con TopComputing.AI vuelve a encender la alarma: la combinación de criptomonedas, supuesta Inteligencia Artificial y promesas de riqueza automática es el disfraz perfecto para un fraude antiguo. Mientras la tecnología avanza, las estafas evolucionan, pero el mecanismo psicológico detrás sigue siendo el mismo. Y la pregunta inevitable vuelve a aparecer: ¿cuántas veces tendrá que repetirse para que deje de haber nuevas víctimas?
